La hemofilia A, también denominada clásica, conlleva la deficiencia o ausencia de factor VIII.
Las mujeres que tienen el gen de la hemofilia son llamadas portadoras. A veces muestran signos de la enfermedad y pueden transmitirla a sus descendientes.
El síntoma principal de la hemofilia es el sangrado. Los casos leves probablemente no se noten hasta más adelante en la vida, durante una cirugía o a un traumatismo.
Las personas con hemofilia pueden tener hemorragias internas o externas.
La hemofilia se diagnostica tomando una muestra de sangre y midiendo el grado de actividad del factor.
Con el tratamiento adecuado, las personas con hemofilia pueden llevar vidas perfectamente saludables.
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