Imagínate que estás en un bosque con sus largos y frondosos árboles y arbustos, disfrutando de su fauna; un medio ambiente donde reina la vida y el equilibrio. Pues bien algo parecido se encuentra pero en el mar. Leyendo en algunas fuentes indican que quienes estamos buscando información sobre los bosques de Kelp no debemos confundirnos con los bosques de sargazo, pues los primeros se encuentran a temperaturas muy bajas y en zonas poco conocidas y menos visitadas. La idea de este artículo es darte a conocer el impacto que estos bosques tienen tanto por su belleza como a favor del medio ambiente y me encantó la idea platicártelo desde quien ha ido y se ha sumergido en ellos, para eso me encontré con un interesante relato en National Geographic en español y quisiera compartirlo con quienes visitan este sitio. Este lugar de ensueño se encuentra en Argentina, específicamente en Ushuaia, la ciudad más austral del país. Situada en el extremo oriental de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Se llama la Península Mitre, la cual abarca una superficie aproximada de 350 mil hectáreas. Este es indudablemente uno de los ecosistemas más inhóspitos e inexplorados del planeta. Azotada constantemente por tormentas, vientos impredecibles y corrientes fuertes, sumados a las grandes distancias que la separan de puertos seguros, esta región es una de las latitudes más peligrosas para la navegación. A su vez, la baja visibilidad producida por la neblina o las precipitaciones que esconden y aparecen de improviso sus afiladas costas con rocas sumergidas, han convertido este lugar en un gran cementerio lleno de naufragios. Las duras condiciones han determinado que la península Mitre sea uno de los lugares más inexplorados y poco estudiados del hemisferio sur, sin embargo quienes han tenido la fortuna de estar ahí y explorar sus profundidades se quedan con uno de los mejores momentos de su vida. Cuando se van acercando las embarcaciones, se pueden ver los enormes manchones de bosques de macroalgas gigantes que extienden sus hojas varios metros sobre la superficie. El barco en el que viajan los tripulantes está flotando, literalmente, sobre "las copas" de estos enormes bosques sumergidos. Crédito: Joel Reyero / PEM De la misma manera que los bosques terrestres, la estructura tridimensional de los de macroalgas sustenta un elevado número de especies. Brindan refugio y funcionan como zonas de cría, guardería o áreas de desove, promoviendo significativamente el reclutamiento de una gran cantidad de organismos. Esta maravilla acuática posee un altísimo valor debido a su gran biodiversidad y al alto porcentaje de endemismos, pero también porque ofrecen servicios esenciales que benefician de forma directa e indirecta a los humanos, incluidos la protección contra las marejadas ciclónicas y el aumento del nivel del mar; el reciclado de nutrientes, la provisión de seguridad alimentaria para comunidades costeras, la recreación turística, entre otros aspectos. Los bosques de macroalgas submarinos, actualmente ocupan 28 % de las costas del mundo, lo que significa que, agrupados en un solo lugar, ocuparían un espacio similar al de los bosques tropicales del Amazonas. Por otro lado, estos ecosistemas de vegetación costera contribuyen a mitigar el cambio climático al almacenar grandes cantidades de carbono orgánico a escala global. Esta capacidad les ha valido el reconocimiento como depósitos de "carbono azul", y en los últimos años, se han incrementado significativamente los esfuerzos para incluirlos en los presupuestos globales de carbono. Las marismas, los manglares y las praderas de pastos marinos han sido señalados como grandes ecosistemas de almacenamiento de carbono, sin embargo y a pesar de los trabajos realizados, los bosques de algas marinas han sido ignorados en las evaluaciones de este carbono azul, subestimando significativamente su funcionamiento de almacenamiento y adquisición de carbono potencial de estos ecosistemas. ¿Qué algas constituyen a los bosques de kelp?Una de las principales especies de estos bosques de macroalgas es Macrocystis pyrifera. En Argentina, si bien esta especie se distribuye a lo largo de la costa patagónica, la Península Mitre constituye uno de los sitios con mayor concentración de estos bosques. Conjuntamente con M. pyrifera existen otras especies de macroalgas pardas de menor tamaño, como Lessonia flavicans y L. searlesiana, que constituyen la base y la estructura de los bosques de esta región. A escala global, 38 % de los bosques de macroalgas se han reducido en los últimos 50 años. Las causas de esta disminución incluyen el incremento de la temperatura global, olas de calor, sobreexplotación, contaminación, introducción de especies exóticas, alteraciones en las redes tróficas o cambios en las concentraciones de nutrientes en el agua, entre otras. | Crédito: Laura Babahekian / SOA Sin embargo, investigaciones a escala regional, utilizando series temporales de imágenes satelitales, fotografías aéreas y estudios del lugar, no han evidenciado cambios en las últimas décadas en la cubierta del dosel, en la densidad o en la distribución de estos bosques a lo largo de las costas de la Península Mitre y sus alrededores. En un planeta donde la gran mayoría de los ecosistemas marinos están en alerta roja, estos bosques sumergidos es uno de los ecosistemas marinos menos perturbados de la tierra y, por lo tanto, es un área marina prioritaria para desarrollar planes de conservación. Además de las macroalgas de más de 50 metros de altura, hay esponjas tubulares amarillas, colonias de ascidias con forma de almohadones, erizos rojos como bolas de Navidad, estrellas de mar muy grandes, cangrejos pequeños asomándose entre las grietas, algas de color rosado que tapizaban las rocas del fondo, etc. Las algas podrían ayudar a frenar el calentamiento globalCuando las macroalgas se desprenden del sustrato o se rompen en fragmentos más pequeños, son transportadas largas distancias por corrientes superficiales a zonas de mar abierto. Una vez que se hunden, representan una enorme fuente de residuos orgánicos para las comunidades de las profundidades y contribuyen de manera significativa al almacenamiento de dióxido de carbono atmosférico en el océano profundo. Por otro lado, el sur de Sudamérica se convertiría en uno de los pocos lugares donde el calentamiento progresivo de los océanos sería más lento que en otras regiones del globo terráqueo. De esta manera, esta región es un verdadero refugio de agua fría para estos bosques sumergidos, amenazados por la "tropicalización" de los mares en otras zonas del mundo. Después de tres décadas de trabajo en conjunto con la comunidad local, la legislatura de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur anunció finalmente la declaración de la Península Mitre como área natural protegida. De los 10 mil kilómetros cuadrados protegidos por ley, 6 mil 800 corresponden a la parte marina, que se suman a los 15 mil 483 kilómetros cuadrados de superficie costera protegida ya existentes en Argentina. La reciente declaración del Área Natural Protegida Península Mitre se une a los esfuerzos de conservación marina que ya se han realizado en zonas adyacentes del sur de América Latina, como la declaración de las áreas marinas protegidas de Namuncurá/Banco Burdwood, Yaganes y Diego Ramírez-Paso Drake, lo que permite extender este corredor biológico marino que alberga una elevada biodiversidad y constituye una parada obligada para muchas especies que realizan sus migraciones anuales. Con esta reciente declaración, la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur ha mostrado el liderazgo ambiental que se necesita en estos tiempos de crisis planetaria, al posicionar la Península Mitre como un ejemplo de conservación y un faro de esperanza para la protección marina a escala global. Este contenido es tan sólo una parte de todo el artículo original, abajo te ponemos el enlace para que puedas leerlo completo, y te enteres de todo lo que tuvieron que enfrentar los tripulantes de los barcos. Fuente: |