Imaginen estar en su oficina, mirando a través de una ventana que está generando electricidad. Imaginen ver un techo arquitectónico que es al mismo tiempo una planta solar de energía eléctrica. Imaginen el día en que la electricidad generada por el sol sea lo suficientemente económica para que sea parte de nuestra vida y no la notemos.
El hecho de que ciertos materiales generen electricidad cuando les da el sol fue descrito como una curiosidad científica por el físico Edmond Becquerel cuando tenía sólo 19 años, en 1839. Pero pasó mucho tiempo antes de que se entendiera el efecto fotoeléctrico y se pensara en emplearlo como fuente de energía. Hacia finales del siglo XIX se fabricaron las primeras células fotovoltaicas, de selenio, que convertían en energía eléctrica el 1% de la luz que incidía sobre ellas (enseguida se usaron en cámaras fotográficas para medir la luz); y en 1954 los famosos Laboratorios Bell crearon las primeras células de silicio, antepasadas de las que se usan hoy en los paneles comerciales. Pero sólo convertían en electricidad el 4% de la luz (lo que equivale a decir que su eficacia era del 4%), mientras que las actuales convierten el 17%. Además, según cifras del Departamento de Energía estadounidense el costo de la energía generada por paneles fotovoltaicos se ha reducido en una veinteava parte en las últimas décadas.
Un salto grande, pero no suficiente. "A la energía solar fotovoltaica siempre se le achaca que es una tecnología cara, no rentable", afirma Mª Teresa Gutiérrez, del Departamento de Energías Renovables, Desarrollo de Materiales y Dispositivos Fotovoltaicos del Ciemat en España. "Así que buscamos abaratar los procesos", sigue.
Multiples esfuerzos se estan haciendo en todo el mundo para desarrollar tecnología que permita reducir los costos de generación de energía solar. Se está pasando de los cristales a las películas fotovoltáicas. La eficiencia de estas nuevas películas se considera aceptable (se ha obtenido alrededor de un 12%). El reto es conseguir un proceso continuo en el que se introduzca un sustrato por un lado y por el otro salga el módulo terminado, lo cual va a abaratar mucho los costos de producción.