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| Achaques de la edad
Conforme pasan los años es natural que nuestro organismo se desgaste, debilite y seamos más propensos a enfermarnos. Ante la tercera edad se alteran las estructuras y se reducen las funciones de las células y los tejidos de todos los sistemas del organismo; hay complicaciones cardiovasculares, hipertensión, hace su aparición la diabetes, osteoporosis, reumatismos y se presentan alteraciones hepáticas. Ya no se digiere la comida como antes por lo que es menor la absorción de las vitaminas y nutrientes; hay mayor cantidad gases y estreñimiento debido a que las secreciones del estómago disminuyen y por ello la acidez es menor. Los problemas en la dentición y la disminución de la salivación condicionan una boca seca, que obliga a modificar el tipo de alimentos para que se puedan ingerir y tragar fácilmente. La agudeza visual, el gusto y el olfato disminuyen; la apariencia de nuestra piel es distinta, se mancha y pierde su elasticidad. También se presentan alteraciones psicológicas, el aislamiento social, la falta de energía y fuerzas para realizar la actividades cotidianas pueden llevar a una depresión, lo que condicionan frecuentemente una anorexia o falta de ganas de comer. ¿Qué hacer?
Ante todo esto esencial una alimentación balanceada, para ello es necesario: - Personalizar la dieta teniendo en consideración el estado general de salud del adulto mayor. -Tu alimentación debe tener un contenido calórico suficiente, entre 1900 y 2100 calorías al día. Cuidar el balance entre proteínas, grasas e hidratos de carbono (carnes-verduras-grasa) que al contener suficiente aporte de vitaminas y calcio fortalecen y preservan la salud. Más sobre la alimentación en la Tercera Edad. ¿Qué hacer?
Otro aspecto que no se debe descuidar es la activación física. Tomás Weimar, especialista en acondicionamiento físico, señala que con ejercicio puede incrementarse de uno a dos años la esperanza de vida ya que mantiene y mejora la condición física, el estado mental y los niveles de presión arterial de los ancianos. Beneficia el sistema cardiovascular (modulador de la variabilidad de la frecuencia cardiaca con ejercicio aeróbico), mejora el funcionamiento del sistema respiratorio e inmunológico. La masa metabólica se activa y se fortalecen los huesos; existe una mayor flexibilidad, fuerza y volumen muscular, movilidad y mayor capacidad funcional aeróbica; por ello es tan importante para prevenir y tratar la osteoporosis. Los riñones trabajan optimanente asi como los receptores sensoriales. Definitvamente el ejercicio en la tercera edad mejora la autoestima, el autocontrol, el funcionamiento autónomo, los hábitos de sueño, las funciones intelectuales y las relaciones sociales. Atención en...
Dependiendo de la edad y las características del adulto se establece el tipo de ejercicio y cómo debe realizarse, ya que si se excede llega a ser contraproducente. Si no se ha tenido una buena alimentación puede generar una hipoglucemia y un efecto secundario de esta es la pérdida del conocimiento momentáneo produciendo una caída, lo que a su vez puede generar una fractura. Así también es oportuno especificar ciertas actividades en caso de padecer alguna enfermedad. Se recomiendan las fases de un buen ejercicio: la primera debe ser un calentamiento previo alrededor de cinco minutos, la fase activa que puede ser desde una caminata hasta nadar y por último la fase de enfriamiento para relajar los músculos. La actividad física debe ser regular, de 3 a 4 veces por semana con una duración moderada 30 a 45 minutos y de una intensidad suficiente de 50% hasta 85% de la frecuencia cardíaca máxima, para obtener efectos de acondicionamiento. El tipo de entrenamiento debe evitar las actividades de alto impacto, además debe permitir progresiones más graduales; se recomienda un entrenamiento de mantenimiento de la tonicidad y resistencia de los grandes grupos musculares. Se resalta el acompañamiento de algún familiar, persona de confianza o práctica en grupos para su seguridad. Fuentes: |
