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 Los mecanismos por los que los AGEs son tóxicos se relacionan con su capacidad para promover oxidación e inflamación en los tejidos. Esos efectos comienzan mucho antes de presentar ningún signo de enfermedad. Los AGEs afectan casi cualquier tipo de célula y molécula en el organismo, y se consideran factores que condicionan el envejecimiento, la aparición y pronóstico de algunas enfermedades crónicas relacionadas con el. También son considerados elementos clave en las complicaciones vasculares de la diabetes mellitus. Desde luego el organismo tiene un mecanismo de defensa natural para protegerse de los efectos dañinos de la glicación, esto es cuando nuestro sistema protector antioxidativo es capaz de neutralizar sus efectos, pero existe un límite a esta capacidad, y si es superada nuestro organismo empieza a enfermar. Esto lo podemos distinguir a simple vista cuando por ejemplo nuestros músculos ya no son tan flexibles y ágiles como solían ser, o con la aparición temprana de arrugas por el aumento de AGEs en la piel. Entre las enfermedades a causa de la cantidad excesiva de AGEs en el organismo se encuentran la ateroesclerosis, alteraciones de la función renal, diabetes, enlentecimiento en la recuperación de heridas, envejecimiento precoz, artritis reumatoide e incluso el Alzheimer. El Dr. Jaime Uribarri, del departamento de nefrología de la Facultad de medicina del Mount Sinai, Nueva York, USA, indica en su artículo médico que los niveles altos de AGEs en las madres embarazadas también pueden registrarse en los bebes recién nacidos. Luego estos niveles aumentan progresivamente a medida que la lactancia materna es sustituida por formulas infantiles y por alimentos infantiles procesados térmicamente. Según el autor, estos niveles altos de AGEs en la sangre del bebe determinan un nivel anormalmente alto de estrés oxidativo e inflamación, que puede llevar a un inicio prematuro de ciertas enfermedades tales como la diabetes. Fuentes: |
