Para asegurarse de que el virus de la hepatitis B se encuentra en el organismo de una persona, se disponen de algunas pruebas de sangre y la realización de un
ultrasonido del hígado para evaluar cuál es el estado de hepatitis B y la condición del hígado. Es probable que el médico especialista (gastroenterólogo) sugiera revisiones por lo menos una o dos veces al año para dar seguimiento al caso y determinar si el tratamiento le sería beneficioso. Luego de la medicación correspondiente, una vez que el doctor confirme por medio del análisis de sangre que se ha eliminado exitosamente el virus del sistema y ha desarrollado anticuerpos protectores (HBsAb+), el paciente quedará protegido de infecciones futuras de hepatitis B y ya no contagiará a nadie. En cambio, si durante el análisis del virus de la hepatitis B continuá positivo durante más de 6 meses, esto indica que la persona tiene una infección crónica de hepatitis B, por lo que ya no tiene cura y los medicamentos recetados por el médico tan solo suprimen la replicación del virus. Tampoco existe un tratamiento específico contra la hepatitis B crónica, la atención se centra en mantener el bienestar y un equilibrio nutricional adecuado, especialmente la reposición de los líquidos perdidos por los vómitos y la diarrea. Los medicamentos son agentes antivirales orales. El tratamiento puede ralentizar el avance de la cirrosis, reducir la incidencia de cáncer de hígado y mejorar la supervivencia a largo plazo. Los tratamientos orales (tenofovir o entecavir) son los fármacos más potentes para suprimir el virus de la hepatitis B. Rara vez desembocan en farmacorresistencia en comparación con otros fármacos. Son fáciles de tomar (1 pastilla al día) y tienen pocos efectos secundarios, por lo que sólo exigen un seguimiento limitado. La mayoría de las personas con infección crónica de hepatitis B gozan de vidas largas y saludables. Es importante recordar que una vez que existe un diagnóstico con hepatitis B crónica, el virus se puede quedar en la sangre e hígado de por vida. Asi que se puede propagar a otros personas aunque el paciente no se sienta enfermo, y por eso es esencial que se asegure de que todas sus parejas sexuales y los miembros de su hogar sean vacunados contra la hepatitis B. La cirugía y la quimioterapia ya son casos extremos y que ayudan a prolongar la vida unos cuantos años, por su parte, el trasplante de hígado se utiliza en pacientes con cirrosis, obtenido resultados variables. Fuentes: https://elcemaforo.wordpress.com Autor:Ere Luna. T.C. |