El diagnóstico puede ser complicado, porque es posible que los síntomas sean similares a los de otras enfermedades. No existen un análisis de sangre o una radiografía con los que se pueda diagnosticar con seguridad la esclerodermia. Para efectuar un diagnóstico, el médico le preguntará al paciente acerca de su historia clínica, le hará un examen físico y, posiblemente, le ordene análisis de laboratorio y radiografías. Algunos de los síntomas que buscará son: - Fenómeno de Raynaud. Este es uno de los primeros signos de la enfermedad; más del 90 % de los pacientes con esclerodermia lo presentan. - Engrosamiento, hinchazón y endurecimiento de la piel. La piel también puede ponerse brillante o inusualmente oscura o clara en algunos lugares. A veces, la enfermedad produce cambios en el aspecto físico, especialmente en el rostro. Cuando la piel se vuelve extremadamente tirante, la función del área afectada puede reducirse (por ejemplo, los dedos). · Vasos sanguíneos dilatados en las manos, el rostro y alrededor de los lechos ungueales (lo cual se denomina "telangiectasias"). · Depósitos de calcio en la piel o en otras áreas. · Se revisará la presión arterial ya que la esclerodermia puede provocar que los vasos sanguíneos pequeños en los riñones resulten inflamados. · Acidez estomacal. · Dificultad para respirar. · Dolor en las articulaciones. Exámenes de laboratorio · Pruebas analíticas para anticuerpos antinucleares. Otros exámenes · Radiografía de tórax. Fuentes: |
Causas y síntomas de la esclerodermia | Tratamiento de la esclerodermia