Ya desde la infancia y la adolescencia, las personas tienen referencias de cómo debe ser su cuerpo para ser del agrado de su entorno social. De forma totalmente espontánea y natural, a través de los juguetes (muñecas, revistas infantiles, figuras de acción) y los medios audiovisuales (televisión, cine, videojuegos, internet) los más pequeños integran a través del juego unos patrones estéticos "ideales" que más tarde, en la adolescencia, intentarán seguir y poner en práctica. Posteriormente, la publicidad y los medios de comunicación social serán los que se encarguen de difundir y promover esos prototipos perfectos y transmitir a personas de todas las edades una serie de mensajes que les lleven a adoptar y mantener la cultura de un "cuerpo perfecto". Este patrón sociológico ha llevado al aumento de los trastornos dismórficos corporales y los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). En los primeros, el individuo tiene una imagen distorsionada de su propio cuerpo y muestra una preocupación exagerada por cualquier desviación del mismo respecto de su ideal estético. En los segundos, la persona coloca la comida como eje central en su vida y presenta una ansiedad y preocupación excesivas por el peso corporal, el aspecto físico o las características en calidad y cantidad de los alimentos que ingiere. Adicionalmente, la sociedad actual recibe diariamente un gran número de mensajes respecto a cómo conseguir una mejora integral de la salud y de la imagen a través de la nutrición. La gran cantidad de información sobre temas alimentarios y la fácil accesibilidad a la misma gracias a las nuevas tecnologías ha llevado a que, erróneamente, muchos individuos acaben considerándose "expertos" en estos temas y adquieran posturas poco adecuadas, muchas veces drásticas y sin base ni fundamento científico. Si bien, pudiera considerarse que la tendencia actual a fomentar un consumo responsable y sano de alimentos es adecuada, pero hay casos en donde se presenta una excesiva y obsesiva preocupación que puede convertirla en una auténtica enfermedad como la ortorexia. ¿Qué es la ortorexia?La ortorexia es la obsesión enferma e irracional por comer sano y por la calidad de los alimentos, convirtiéndose así en la principal preocupación de la persona que la padece o incluso, en el objetivo de su vida. Se suele decir que el paciente ortoréxico "tiene un menú en lugar de una vida". Este trastorno del comportamiento alimentario fue descrito por primera vez en 1997 por el Dr. Steven Bratman en Estados Unidos y su nombre deriva del término griego ortho que significa justo, recto y orexia que significa apetencia, por lo que quiere decir: apetito justo, apetito correcto. La ortorexia es un trastorno que comúnmente se da en países desarrollados, emergente, sobre todo en Estados Unidos, donde los movimientos dietéticos alternativos han tenido gran popularidad desde los años setenta, considerando a la ortorexia como una forma inadecuada de canalizar la angustia, la depresión o el ansia de las personas. Se trata de un comportamiento obsesivo-compulsivo que genera en la persona que la padece importantes restricciones alimentarias al cuestionarse en todo momento la cantidad, tipo de alimentos, origen de los mismos, forma de cultivarlos, materiales y técnicas empleadas en su preparación/elaboración. Los ortoréxicos solo admiten alimentos ecológicos u orgánicos, cultivados sin pesticidas o herbicidas, eliminan el consumo de alimentos con aditivos (estabilizantes, conservantes, potenciadores del sabor), alimentos procesados o cocinados mediante determinados métodos de cocción. Es tal el nivel de obsesión, que si una persona ortoréxica no dispone de este tipo de alimentos, o no están cocinados según sus estándares, prefiere dejar de comer. Aunque en un inicio identifican esta tendencia como una sana preocupación en seguir un estilo de vida saludable, las personas acaban entrando en una espiral obsesiva que, lejos de mejorar su salud, genera situaciones de aislamiento social, sentimientos de insatisfacción e incluso estados de desnutrición comparables con los que puedan manifestarse en enfermos anoréxicos. Los afectados por esta patología esperan, además de disfrutar de un beneficio físico por llevar este tipo de dieta, obtener una mejora a nivel psíquico y moral, lo cual les lleva a una dependencia similar a la que podría generar cualquier otra adicción. Así también, es muy importante mencionar que las personas más vulnerables a esta patología tienen una personalidad determinada; son muy estrictas, controladas y autocríticas en exceso. Las mujeres, y practicantes de deportes en los que la dieta juega un papel fundamental (por ej. culturismo) son más vulnerables al estar pendientes del valor nutritivo de los alimentos y de cómo la ingesta repercute en su imagen corporal. Síntomas de la ortorexia
¿Cómo se diagnostica la ortorexia?La conjunción de todos los síntomas mencionados permitiría establecer un diagnóstico de ortorexia, el cual puede verse reafirmado si la persona presenta determinados síntomas fisiológicos derivados del seguimiento de una alimentación inadecuada, como por ejemplo: importante pérdida de peso, anemias, hipervitaminosis o hipovitaminosis según el caso, carencia de determinados oligoelementos y las distintas enfermedades derivadas de dichas carencias (hipotensión, osteoporosis). Incluso en fases más avanzadas trastornos obsesivo-compulsivos, depresión, ansiedad, hipocondriasis. Otra fuente consultada propone hacer las siguientes preguntas que ayuden a detectar la existencia de ortorexia en una persona:
¿Cómo se trata la ortorexia?Para poder ayudar a una persona que padece ortorexia, lo primero es el reconocimiento o aceptación de que está enferm@ y desea romper con esta dinámica. A pesar de que todavía la ortorexia no está tipificada como patología propiamente dicha, existe tratamiento para esta disfunción, este debe ser manejado y seguido por un equipo multidisciplinario. Será necesaria la participación de un nutriólogo ya que lo primero es atender las carencias nutricionales que ha adquirido el paciente al haber eliminado determinados grupos de alimentos de su dieta, así como las posibles complicaciones orgánicas derivadas de una deficiente alimentación. Cabe señalar, que el tratamiento es largo y que puede requerir intervención médica por periodos de tiempos muy prolongados, incluso años, hasta conseguir desterrar del paciente el sentimiento de culpabilidad por el consumo de alimentos normales, sin el seguimiento de normas rígidas e inflexibles. El trabajo de los diferentes especialistas es asesorar y supervisar la alimentación del paciente de forma que los alimentos que ingiera cubran los requerimientos nutricionales mínimos según su edad, sexo, talla, luego ir incrementando el consumo de alimentos básicos hasta conseguir implantar una alimentación normal, equilibrada, completa y bien estructurada. Este proceso debe realizarse de forma gradual, para que el organismo tolere y se acostumbre progresivamente al consumo de alimentos que antes no ingería. El integrar nuevas alternativas dietéticas no está peleado con el seguimiento de una dieta sana y saludable. Esta opción es perfectamente compatible siempre que la actitud frente a esta sea sensata y relajada. En paralelo, se debe llevar un proceso psicoterapéutico enfocado en la búsqueda y el reconocimiento de las causas que han originado esta conducta y a partir de ello, modificar aquellas que no son adecuadas, así como establecer nuevas líneas conductuales que corrijan el problema de base. Cabe mencionar que dependiendo de la gravedad del problema se determinará si es necesaria el apoyo de un psiquiatra. ¿Se puede prevenir la ortorexia?La prevención de cualquier trastorno de la conducta alimentaria, y de este en particular, se basa en establecer unos hábitos alimentarios saludables desde la niñez. Esta es una labor que debe abordarse conjuntamente desde diferentes ámbitos: el familiar, el escolar y el ambiente en el que se desenvuelve el niño. Es esencial explicar desde la niñez, la importancia de llevar una dieta sana y equilibrada, así como la naturaleza de cada uno de los nutrientes esenciales y cómo influyen en el buen funcionamiento de nuestro organismo. Familiarizarse con estos conocimientos ayudará a que en un futuro, el joven fortalezca la instauración de conductas adecuadas en el campo de la nutrición y minimizarán la influencia y el riesgo de los elementos negativos que reciban a través de los numerosos y cada vez más habituales medios de comunicación. Fuentes: |