Es un hecho que a partir de los cuarenta años tu cuerpo cambia considerablemente, subes y subes de peso y no sabes por qué y cómo frenarlo. De jóvenes podemos permitirnos comer de todo, hacer o no ejercicio y no subimos de peso, pero en cuanto entramos en el cuarto piso, la cosa cambia. Cuando nos pasamos con las comidas lo notamos rápidamente en el pantalón, nos ha salido una barriga que no parece que vaya a irse nunca o que nuestras cintura y caderas se han expandido en un abrir y cerrar de ojos. Hasta cierto punto son cambios normales pero (esto es lo bueno) también remediables. ¿Y por qué decimos que son normales?
Nuestro metabolismo cambia de los 40 años
Cuando pasamos la barrera de los 25 años de edad no solo ganamos experiencia, responsabilidades, dinero y compromisos, sino también kilos si seguimos comiendo de la misma forma, ya que el metabolismo se ralentiza un 5% cada década. ¿Y qué es el metabolismo y por qué es tan determinante a la hora de perder peso? Pues es el proceso por el cual nuestro cuerpo convierte lo que come y bebe en energía. Durante este proceso, las calorías de los alimentos y bebidas se combinan con oxígeno para liberar la energía que nuestro cuerpo necesita para funcionar. Así, nuestra tasa de metabolismo determina la rapidez con la que quemamos calorías, lo que influye en la rapidez con la que podemos adelgazar y la facilidad con la que podemos aumentar de peso. "La desaceleración del metabolismo es solo un factor que contribuye al aumento de peso después de los 40", asegura Francesca Marangell, médica de atención primaria en Steward Health Care y Steward Medical Group. "Los hombres y las mujeres también se enfrentan a la pérdida de masa muscular que se produce de forma natural con el envejecimiento. Además, las mujeres experimentan cambios hormonales que vienen con la perimenopausia y la menopausia, y muchas descubren que ganan grasa abdominal". Como hemos visto, el metabolismo es el causante de que cuando cumplimos 40 años percibimos que nos cuesta más adelgazar sin cambiar ni un ápice nuestra alimentación o el ejercicio que hacemos. A esto se suma que solemos acumular más grasa que antaño. Definitivamente a esta edad el cuerpo ya no quema tantas calorías como antes o lo que es lo mismo, lo que ingieren les engorda más. Las principales responsables de esto son las hormonas tiroideas, que están vagas y van más despacio que de costumbre. Además, en el caso de los hombres, están produciendo menos testosterona para desarrollar los músculos; y en el caso de las mujeres, menos estrógeno, por lo que acumulan mucha más grasa, tal y como asegura Marangell.
Pero, a pesar de que todo eso es ley de vida hay un truco que nos puede ayudar, y es simplemente beber agua durante todo el día. Sí, todos nos hemos cuestionado a las modelos que dicen que están delgadas porque "duermen mucho y beben mucha agua", pero en el fondo puede ser muy cierto. Así lo han determinado numerosos estudios, los cuales han detallado que beber agua durante toda la jornada, de forma regular, acelera el metabolismo un 24-30%. Y, como ya sabemos, cuanto más rápido es el metabolismo, más calorías quemamos sin hacer nada más.
Lo que debemos hacer para que este hábito sea todo un éxitoAdemás de lo mencionado, beber agua quema calorías de por sí. Y, teniendo en cuenta que el agua tiene cero calorías, estaremos perdiendo peso con cada trago. En concreto, beber un litro de agua quema 46 calorías. No es mucho, pero si tomamos dos litros al día, estaremos quemando 644 calorías a la semana y 2.576 al mes. Para que te hagas una idea, con media hora de running quemarías unas 250 calorías… O sea, que a la semana, es como si hubieras corrido más de una hora. Así que para que este hábito sea un éxito siempre llevan agua encima. Lo mejor es que te hagas de una botella de acero inoxidable, así podrás controlar lo que bebes al día y podrás llevarla de un lado a otro, manteniendo el agua siempre fresca. Pero además hay otros tres hábitos esenciales:
Fuentes:
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