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 El apio es un vegetal que forma parte de la cultura gastronómica y medicina alternativa de los pueblos mediterráneos desde tiempos antiguos. Su orígenes se sitúan en el extremo Oriente y Europa, extendiéndose su cultivo a varios países del mundo. Tanto su aroma como su sabor se han aprovechado como un complemento de ensaladas, sopas y demás recetas culinarias. No obstante, más allá de su popularidad, el apio constituye uno de los mejores aliados para incorporar a nuestra dieta diaria, pues su mínimo aporte calórico y su alto valor nutricional contribuyen a mejorar la salud y el peso.
El apio es una planta de la familia de las umbelíferas, a las que pertenecen el perejil y el hinojo. Todas sus partes (raíz, tallo y hojas) son comestibles. Los tallos alargados suelen tener entre 30 a 75 cm de longitud; éstos son gruesos y huecos que forman pencas. Del extremo de la penca salen una cantidad abundante de hojas grandes, de color verde intenso y muy aromáticas. Su hojas son acuñadas, mientras que toda la planta tiene un fuerte sabor ocre, aunque el blanqueo de los tallos en el cultivo hace que pierdan estas cualidades, adquiriendo un sabor más dulce y el característico aroma que lo convierte en un buen ingrediente para numerosos platillos. Su siembra es en invierno y primavera, asi que lo podemos encontrar durante todo el año, aunque se dice que en el otoño encontraremos los mejores. Aporte nutricional
Una de los mayores aportes de este vegetal es que tiene la presencia de casi todas las vitaminas. En cuanto a los minerales, brinda una buena cantidad: Es rico en potasio, sodio, magnesio, hierro, azufre, fósforo, calcio, manganeso, cobre, selenio, aluminio y zinc. Por cada 100g. de apio podemos obtener:
Fuentes: Autor:Ale Núñez. L.C.C. |
