Las flores aportan a nuestra cocina frescura y sabores inusuales que sorprenden al comensal, pues además de engalanar el plato, sus llamativos colores y los atractivos olores que desprenden estimulan los sentidos. Hoy en Europa por ejemplo, las flores se usan básicamente para aromatizar bebidas y decorar ensaladas, aunque cada vez es más frecuente encontrar mantequillas compuestas que se condimentan con pétalos de flores de jazmín, de naranjo o de limón. Los países cercanos al mar Mediterráneo saborean las flores de calabaza y calabacín en guarniciones, rellenas o fritas. En países como Argelia o Túnez algunas flores se emplean para perfumar platos como el cuscus y ciertos guisos de cordero. En la actualidad, en Oriente Medio se utilizan sobre todo los capullos de rosa secos como condimentos y se hacen confituras con los pétalos de esa flor. Y la gastronomía mexicana no se podía quedar atrás en el uso de las flores comestibles, tal es el caso de los pétalos de rosa, mejorana y las flores de calabaza, entre otras. |