En el siglo XX los trabajos de investigación originaron lo que se ha denominado puente de Einstein-Rosen que permitiría comunicar, en teoría, entre dos universos, pero tal viaje se consideró físicamente imposible: las fuerzas gravitatorias serían infinitas y cualquier nave quedaría rota en pedazos. El año 1963 Roy Kerr ofreció otra solución de las ecuaciones de Einstein. El objeto que se deriva de aquella es un agujero de gusano, un túnel que conectaría dos regiones del espacio-tiempo.
El año 1988, Kip Thorne, M. Morris i U. Yurtsever, consiguieron ver publicado en el Physical Review Letters su artículo sobre los agujeros de gusano y la máquina del tiempo. Al revés de lo que se acostumbra a hacer en el terreno científico - investigar a partir de un fenómeno empírico y procurar enlazarlo con una teoría científica -, Thorne y sus compañeros comenzaron a indagar una solución a las ecuaciones de Einstein en la que fuese posible superar todos los problemas que hasta entonces ofrecían las tesis sobre agujeros negros y agujeros de gusano.
En la solución aportada por Thorne, un viajero del espacio podría transitar por un agujero de gusano sin verse destrozado por los efectos gravitatorios; el agujero de gusano seria suficientemente estable y no se cerraría a mitad de recorrido, y el viaje en el tiempo no duraría más allá de doscientos días (y no miles de millones de años como hasta ahora se preveía).
Este agujero de gusano practicable - totalmente consistente con las fórmulas de la relatividad general- permitiría un cómodo viaje. Los únicos handicaps que tiene la teoría de Thorne están en el tipo de materia y de energía que hoy resultan inalcanzables. La materia tiene unas propiedades no usuales, de ahí que se la haya bautizado con el nombre de exótica. La energía debería de ser una energía negativa -una energía inferior a la del vacío. Si pudiésemos producir objetos con energía negativa, entonces seríamos capaces de originar configuraciones exóticas del espacio-tiempo en las que el tiempo se curva.
Hoy por hoy, con ideas como los agujeros de gusano, espacios múltiplemente conectados y viajes por el tiempo se está bordeando los límites de la teoría de la relatividad general de Einstein. parece requerirse un predominio teórico de la cuántica. Pero los más audaces creen que el veredicto definitivo sobre el viaje a través del espacio y en el tiempo exige una teoría que englobe tanto el pensamiento de Einstein como el cuántico de la Escuela de Copenhague, y esta sería la teoría de las cuerdas.
Si existiera alguna civilización inteligente en algún otro planeta, mucho más desarrollada que la nuestra y que ya domine las matemáticas cuánticas, podrían visitarnos a traves del hyperespacio.