"Nos hiciste señor para ti, y nuestro corazón se encuentra inquieto hasta que descanse en ti." Es la poética y profunda manera de San Agustín de Hipona de expresar la más honda y patente realidad humana: fuimos hechos por Dios y para Dios. Y ninguna otra cosa podrá saciar el corazón humano. La realidad de la naturaleza humana es estar en busca de algo que le sacie y le haga sentir feliz, cómodo, pleno en su vivir. Esta búsqueda, dada la inteligencia y voluntad humana, abre varias vertientes en las cuales encuentra cosas, actividades o experiencias que, al ser atractivas e intensas, le cautivan sobremanera y le embelesan, pero que terminan por cansarlo y le dejan un vacío peor que al inicio: el materialismo, el consumismo, el hedonismo, las ideologías...; tentaciones cada vez más presentes y comunes. Continuamente la felicidad es equiparada al placer, al poder, a la fama, a la abundancia de dinero o de numerosas posesiones; o se ve como meta de vida alcanzar un estatus económico o social superior a la mayoría; el aspecto físico ha cobrado una importancia exagerada en la valoración de la persona; también el poder ha sido una gran tentación para quien busca grandeza.
Si bien, ya estas tendencias han hecho mella en la persona, vaciándola y dejándola insatisfecha, la pandemia ha recrudecido estos sentimientos y hasta padecimientos. Los casos de depresión, ansiedad y violencia han aumentado, los divorcios se han disparado; las medidas sanitarias ya son vistas con desagrado, las clases en línea son un problema serio de aprovechamiento y el resultado no parece alentador en ningún sentido. No obstante, se siguen buscando maneras de colmar el interior, aunque sin alcanzar del todo la felicidad deseada. También la lucha por la recuperación económica ha sido un punto importante en la labor por el ascenso y superación de esta crisis. Pero resulta limitado considerar el progreso solo por la capacidad de comprar, pues el hombre es más que necesidades, es un ser integral, por lo tanto, aunque sin despreciar la recuperación económica, no debe dejar de lado la parte espiritual si pretende superar la crisis presente, y las venideras, y alcanzar la felicidad. Dado que hemos sido creados por Dios, solamente Él puede saciar nuestro corazón y ayudarnos a superar la crisis:
"Si el Señor no construye la casa,
Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, los que comáis el pan de vuestros sudores:
Jesús mismo nos explica la manera correcta de vivir frente a él y frente al mundo: "Busca primero el reino de Dios y su justica, y todo lo demás vendrá por añadidura" (Mt 6,33). Meditando profundamente estos pasajes bíblicos podemos encontrar el camino verdadero hacia la plenitud humana: buscar y abandonarse plenamente en Dios, refugio del hombre, que le invita a caminar hombro con hombro (cf. Mt 11, 28). Y la experiencia de tantos personajes bíblicos nos lo muestran, y a la vez, nos invitan a repetirlo; incluso personajes como Jacob, David, Pedro y otros, que después de fallar, fueron capaces de regresar y mantenerse en Dios. Por eso, permitamos que la pandemia sacuda nuestra fe y la fortalezca, sin desesperarnos ni descuidarnos; y comunitariamente superemos esta situación. Autor: Padre José David Sandoval López. Misionero Servidor de la Palabra. Fuente: Revista Inquietud Nueva. Revista Católica de Evangelización. Pag: 20, 21.
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