El petróleo y en general, los combustibles fósiles, mueven actualmente el planeta. Es el combustible que permite trasladarse a la gente de un lugar a otro en automóviles, camiones, aviones, ferrocarril, barcos. Y también mueve las mercancias desde las fábricas a los comercios.
La electricidad producida en las plantas termoeléctricas permite que funcionen nuestra televisión, radio, computadoras. La industria y el comercio necesitan electricidad para sus máquinas. El gas natural nos permite calentar nuestros alimentos, y en lugares frios proporciona calefacción. Vivimos en una economía basada en el petróleo como fuente de energía.
El crecimiento de un país es impulsado por su industria. Y para ejemplos China, cuyo crecimiento industrial ha sido asombroso, y es el principal exportador del mundo. Pero también es por lo tanto, un enorme consumidor de energía y petróleo. Todo el mundo necesita petróleo.
Pero no todos los países tienen petróleo, y además, se va a acabar algún día. Algunos estudios indican que México tiene reservas hasta el año 2036. Y mundialmente hay reservas para el año 2050. No es de extrañar entonces que Estados Unidos, a pesar de sus reservas, prefiera estar importando petróleo y ahorrando el suyo para cuando haya escases. No es raro que el precio de un barril de petróleo este cerca de los $80.00 Dolares. No es raro que el precio de la gasolina, gas, pasajes, electricidad vayan en aumento.
Y para poner peor el panorama, más de la mitad del petróleo esta en el medio oriente. Esto ha originado las últimas guerras en esa zona, donde Estados Unidos busca controlar el suministro del combustible que mueve su economía.
El hecho de que este combustible sea no renovable, su escasez, los daños ecológicos que provocan sus derrames, el calentamiento global y el efecto invernadero, el poder que proporciona a quienes lo controlan, la corrupción, las guerras, etc. nos obligan a ahorrar energía y a buscar fuentes alternas para producirla. La buena noticia es que ya hay avances en estos días.