La calabaza silvestre es originaria de América Central la cual fue cultivada durante siglos para aprovechar sus semillas más que para consumir su pulpa. Con el paso del tiempo su cultivo se extendió hacia el norte y el sur del continente americano, para el siglo XV los conquistadores españoles la introdujeron en Europa difundiéndose con gran rapidez. Actualmente se cultiva en terrenos cálidos y húmedos de todo el mundo, es así que a través del tiempo y las distintas tierras que la han albergado, resulta en un producto de mejor calidad surgiendo variedades con más pulpa y sabor más dulce y afrutado. Existen varios tipos de calabaza cada una con características propias, aquellas que son comestibles al igual que sus semillas tienen forma alargada o redondeada, de colores que van del amarillo al naranja a veces veteadas de verde. Su corteza es tan dura que parece de madera y la pulpa es de un amarillo pálido o naranja intenso. Tanto para la cocina indígena prehispánica como para la actual, la calabaza tiene un lugar privilegiado en México ya que junto con el maíz, fríjol y el chile, forman lo que se considera la tetralogía alimenticia del país. En el territorio mexicano y gracias a las enseñanzas que han pasado de generación en generación, de la calabaza se aprovecha todo: tallos, guías, flores, frutos y semillas; su uso es tan extenso que hasta ocupa un lugar en la lista de ingredientes con los que se elaboran variados platillos típicos. La podemos disfrutar también como un dulce al cocinarse con azúcar, canela, tejocotes, trozos de caña de azúcar o con otros ingredientes según el ingenio y gusto de la cocinera, otra forma de prepararla es cocida en miel de piloncillo o canela, llamándosele "Calabaza en Tacha", mientras que al dulce de calabaza ya cristalizado se le llama "Calabazate". |