En cuanto a sus propiedades, el tomate o jitomate es un alimento con escasa cantidad de calorías, 100 gramos de tomate aportan solamente 18 kcal. La mayor parte de su peso es agua, contiene también hidratos de carbono y azúcares simples que le confieren un ligero sabor dulce, así como algunos ácidos orgánicos que le otorgan el sabor ácido característico. Es fuente importante de ciertos minerales como el magnesio y potasio, un mineral esencial que ayuda a regular la presión sanguínea, contracciones musculares y reduce el riesgo de cálculos. Contiene además calcio, hierro, fósforo, triptófano y proteína. Es fuentes de vitamina B1, B2, B5, E y la C. Presenta también carotenoides como el licopeno (pigmento que le da el color rojo característico al tomate), un antioxidante poderoso que puede ayudar a reducir el riesgo de algunos tipos de cáncer y de enfermedades cardiovasculares. La vitamina C actúa también como un antioxidante. Puede ayudar a reducir la presión sanguínea y los niveles de colesterol; contribuye a la formación de tejido conjuntivo, mantiene la salud de los vasos capilares y de ese modo impide las contusiones leves y mantiene saludables las encías. Un jitomate de tamaño mediano suministra casi la mitad de la cantidad de vitamina C recomendada para el consumo diario. Durante los meses de verano, el tomate es una de las fuentes principales de vitamina C. La vitamina A, otro componente del jitomate, es importante para el crecimiento normal de las células. Ayuda al desarrollo de una piel saludable, del cabello y de
mucosas. Los jitomates contienen beta-carroteno, una sustancia fitoquímica que el cuerpo convierte en vitamina A después de haberla consumido. La vitamina K obtenida del jitomate, ayuda a la coagulación de la sangre por lo que previene hemorragias; es importante también para la salud de los huesos a través de la mineralización. El jitomate y sus beneficios para la salud
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