Es el resultado de un daño prolongado, generalmente de varios años en el hígado a causas de diferentes enfermedades crónicas. Este padecimiento se caracteriza por la acumulación de fibrosis ("cicatrices") en el tejido hepático y disminución del tejido hepático funcionante; situaciones que
interfieren con la estructura y funcionamiento normal del hígado ya que ocasiona serias complicaciones en la circulación de la sangre a través de dicho órgano y
sus funciones. Entre sus causas más comunes están: - Adquirir una infección prolongada de hepatitis C. (cirrosis por virus C).
- Hepatitis B crónica y la infección por virus de la hepatitis B junto con virus de la hepatitis D.
- El consumo excesivo de alcohol (cirrosis etílica, alcohólica o enólica).
- Trastornos en el sistema biliar (sistema de drenaje del hígado) como cirrosis biliar primaria y colangitis esclerosante primaria.
- Como reacción al consumo prolongado de ciertos medicamentos.
- Hígado graso no alcohólico (también llamada esteatohepatitis no alcohólica): Condición frecuente en la población general, asociada a diabetes y obesidad.
- Enfermedades autoinmunes: Hepatitis autoinmune y cirrosis biliar primaria.
- Enfermedades hereditarias o congénitas como: Hemocromatosis, en la cual se acumula hierro dentro del hígado dañando el tejido.
- La enfermedad de Wilson, la cual es causada por una alteración en el transporte del cobre, acumulándose en el hígado y en otros tejidos.
- Ausencia de proteínas específicas o enzimas que ayudan a metabolizar diferentes substancias en el hígado, como la deficiencia de alfa 1-antitripsina.
- Ciertas enfermedades del corazón (insuficiencia cardiaca).
- Por exposición prolongada a agentes tóxicos en el medio ambiente.
Consecuencias El 70% de los pacientes con cirrosis pueden llegar a enfrentar su principal complicación que es la encefalopatía hepática, en la cual el hígado pierde la capacidad
de cumplir todas sus funciones, entre ellas la de limpiar o depurar la sangre de varias sustancias como el amoniaco, el cual se acumula y al llegar al cerebro
interfiere y altera las funciones de manera progresiva. Por otro lado son propensos a desarrollar infecciones bacterianas, trastornos en el funcionamiento del riñón, úlceras estomacales, cálculos en la vesícula, cierto
tipo de diabetes y llegar hasta cáncer del hígado. |